miércoles, 15 de mayo de 2013

El Franquismo desarrollado


El franquismo tuvo dos grandes etapas. La primera, una larga posguerra de aislamiento y escasez. La segunda, consecuencia de los importantes cambios de primeros de los sesenta, produjeron un muy intenso desarrollo económico.

1.    La posguerra (1939-1959)

1.1    Los años de la Guerra Mundial (1939-1945)

1.1.1    El nuevo Estado Totalitario

Todos los poderes se concentraban en el general Franco, jefe del partido único, FET y de las JONS, del gobierno, de las Fuerzas Armadas, y con el título de Caudillo. Se suprimió la Constitución de 1931, los estatutos de autonomía de Cataluña y del País Vasco, y se prohibieron los partidos políticos y organizaciones sindicales. El nuevo régimen promulgó sus Leyes Fundamentales: el Fuero del Trabajo (1938), la Ley constitutiva de las Cortes (1942), el Fuero de los Españoles (1945), la Ley del Referéndum Nacional (1945), la Ley de Sucesión (1947), que preveía una monarquía como sucesora del franquismo, y la Ley de Principios del Movimiento Nacional (1958). La Ley de Unidad Sindical (1940) establecía que empresarios y trabajadores se integrarían en un mismo sindicato por ramas de producción, llamado cada uno de ellos Sindicato Vertical.
En ellas se configuraba un sistema político de sesgo totalitario, inspirado en el fascismo italiano, al que se llamó la “democracia orgánica”. Se crearon organizaciones de encuadramiento político e ideológico. La organización juvenil fue el Frente de Juventudes, de pertenencia obligatoria. La rama femenina del Movimiento era la Sección Femenina también obligatoria. Esta estructura se completó con el establecimiento de unas Cortes cuyos procuradores eran designados por el poder.
Se hizo del catolicismo el fundamento principal de la ideología del régimen y se le impuso con exclusión de cualquier otra religión. La influencia de la Iglesia fue decisiva en los actos públicos: procesiones, novenas, "misiones" anuales, etc.
El franquismo se sustentaba en diversos grupos políticos, las "familias del régimen”, con diferencias entre ellos. Había grupos católicos, como el Opus Dei o la Asociación Católica Nacional de Propagandistas. La Falange, otro de los grandes pilares, fue perdiendo poder progresivamente y acabó convertida en un mero aparato burocrático. El Ejército de fidelidad absoluta al Generalísimo fue siempre la columna vertebral del sistema.

1.1.2    La política internacional

Pocos meses después de concluir la Guerra Civil comenzó la Segunda Guerra Mundial. España se declaró neutral aunque las potencias del Eje presionaron para lograr la participación española. En este sentido Franco mantuvo entrevistas con Hitler (octubre de 1940) y Mussolini (febrero de 1941), pero exigió grandes compensaciones y, finalmente, no se produjo la entrada de España en la guerra.
Tras las grandes victorias del Eje y, sobre todo, tras el ataque alemán a la Unión Soviética, la postura española se hizo más proclive a una intervención militar. Se cambió así el estatuto de país neutral por el de no beligerante  y se envió al frente de Rusia una división de voluntarios (la División Azul) para combatir junto a las tropas alemanas. En octubre de 1943, cuando la guerra se volvió claramente desfavorable para las potencias del Eje, España abandonó la no beligerancia para tornar de nuevo a la neutralidad. El ministro de Asuntos Exteriores, general Gómez Jordana, empezó a enfriar las relaciones con Alemania y retiró la División Azul.

1.1.3    La política económica

La situación económica en la España de posguerra era muy difícil. La producción agraria e industrial era muy inferior a la de 1935, las reservas de oro y divisas habían desaparecido, y la red de transporte se encontraba muy deteriorada. El desabastecimiento de alimentos obligó al racionamiento. Los productores estaban obligados a vender la totalidad de la producción a la Administración a un precio fijado por ésta, la tasa. Luego la propia Administración vendía los productos a los consumidores a un precio también regulado. Pronto aparecieron los estraperlistas y el mercado negro.

1.1.4    La represión

En 1939, con más de doscientos mil presos políticos en las cárceles, se publicó la Ley de Responsabilidades Políticas para la depuración de las personas que habían colaborado con la República. En 1940 se añadió la Ley de Represión del Comunismo y la Masonería. Los juicios militares firmaron cuarenta mil sentencias de muerte. Se celebraron también muchos juicios civiles con penas de prisión, de confiscación de bienes, de separación de sus puestos de trabajo o de destierro.

1.2    El aislamiento del régimen (1946-1950)

Tras la derrota de las potencias del Eje el régimen fue perdiendo su apariencia fascista asemejándose cada vez más a una dictadura militar conservadora: se suprimió la obligatoriedad del saludo falangista, de vestir la camisa azul, etc. Pero no consiguió mitigar el recelo de los Aliados y quedó aislado política y económicamente. En diciembre de 1946 las Naciones Unidas denunciaron que el gobierno de Franco "carecía de legitimidad" y recomendó a todos los países que retirasen sus embajadores de España. Sólo permanecieron regímenes como el argentino de Perón o el portugués de Salazar.

1.2.1    La Autarquía

Ante el aislamiento exterior se pretendió alcanzar la autosuficiencia económica con una política de fomento industrial. En 1941 se nacionalizó la red de ferrocarriles con la creación de RENFE, y se fundó el Instituto Nacional de Industria (INI), un conglomerado de empresas públicas, que intentó producir el mayor número posible de productos, con independencia de los costes, y en el mayor número de sectores. En estos primeros años fue cuando se constituyeron las principales empresas nacionales (IBERIA, ENDESA, SEAT). Las malas cosechas y la arbitraria política de precios obligaron a las importaciones de alimentos, fundamentalmente de la Argentina de Perón. La escasez energética fue muy grande. El carbón y el petróleo se racionaron y desde 1944 hasta 1954 hubo restricciones eléctricas.

1.2.2    La resistencia guerrillera

Con el fin de la guerra mundial cobraron cierto auge las guerrillas del maquis, apoyadas sobre todo por el Partido Comunista. Su principal actuación fue la invasión del Valle de Arán en el verano de 1944. Las acciones de los grupos guerrilleros, que duraron hasta 1950, lograron objetivos muy escasos.

1.3    El fin del aislamiento(1951-1959)

Enla Guerra Fría, el régimen de Franco, ferozmente anticomunista, fue cobrando interés para EE.UU. y Gran Bretaña. Se restablecieron relaciones diplomáticas y España comenzó a ser admitida en organismos internacionales como la FAO y la UNESCO. En 1951 Franco decidió modificar su gobierno dando un peso mayor a los grupos católicos en detrimento de los falangistas, e introdujo una persona que sería clave, el almirante Luis Carrero Blanco.
En 1953, el régimen se apuntó dos importantes triunfos: la firma de un Concordato con la Santa Sede, y los tratados militares con los Estados Unidos, por los que a cambio de ceder bases militares se obtenía ayuda militar y económica. En 1955 España ingresó en la ONU. Era el fin del aislamiento.
En 1957 entran en el gobierno los primeros miembros del Opus Dei. Estos ministros, los llamados tecnócratas, daban prioridad al progreso económico y a la mejora de la administración sobre los aspectos ideológicos de la actividad política. Su primer objetivo fue liberalizar la economía española e integrar a España en la economía occidental. Acabó así la autarquía.

2.    Los años de ‘El Desarrollo’ (1959-1975)

En esta segunda etapa del régimen de Franco la sociedad española sufrió una gran transformación hasta convertirse en una sociedad plenamente industrial.

2.1    Los cambios políticos

Al cambio de gobierno de 1957, ya mencionado, siguió la puesta en marcha de un "Plan de estabilización" económico. Los miembros del Opus Dei continuaron aumentando su peso en los sucesivos gobiernos, sobre todo a partir de nombramiento de Carrerro Blanco como Vicepresidente del Gobierno, desplazando a los ministros de procedencia falangista hasta el punto de que en 1969 se hablaba ya de un "gobierno monocolor".
Al mismo tiempo continuó la institucionalización del régimen. La Ley Orgánica del Estado supuso la culminación y recapitulación de todas las Leyes Fundamentales anteriores. En 1963, cesaron los tribunales militares y se creó el Tribunal de Orden Público. En 1969 la Ley de Sucesión estableció el mecanismo de la sucesión de Franco, en la persona del príncipe Juan Carlos, quién prestó juramento de fidelidad a los Principios del Movimiento.

2.2    El crecimiento económico de los 60

Hasta 1974, la economía experimentó un proceso de transformación sin precedentes y España se incorporó al reducido grupo de los países industrializados. Los organismos internacionales comenzaron a conceder importantes préstamos. Al ya mencionado programa de liberalización económica se añadió la puesta en marcha de los Planes de Desarrollo (1964-67, 1968-71, 1971-75) que pretendían solucionar algunas deficiencias de la industria (pequeña dimensión de las empresas, baja productividad...). Se crearon los polos de desarrollo, para reducir los desequilibrios económicos regionales promoviendo industrias en zonas de escasa industrialización.
Entre 1959 y 1973 la tasa anual de aumento del PIB fue muy superior a la media de los restantes países europeos, mientras la producción industrial aumentaba a un ritmo todavía mayor. El consumo privado creció también con rapidez y mejoró notablemente la renta por habitante. Con todo, fue la formación de capital (inversión acumulada) la que más contribuyó a la expansión. La expansión de estos años fue impresionante. El avance de la productividad hizo posible también un aumento de las exportaciones. Por primera vez en la historia de España, los productos manufacturados pasaron a ser la partida más importante de las ventas al exterior.
El ‘milagro económico’ español se fundamentó en los ingresos por el turismo, las remesas de emigrantes y la inversión extranjera. La ayuda exterior en forma de tecnología y de cuantiosas inversiones fue fundamental. La emigración, en especial a Francia y Alemania jugó un importante papel absorbiendo la mano de obra excedentaria del sector agrario. El crecimiento de la productividad permitió el de los salarios que alcanzaron máximos históricos. Estos salarios más elevados, y la difusión de las compras a plazos, condujeron a un gran aumento de la demanda de bienes de consumo y generaron una persistente tendencia inflacionista que se mantendrá hasta finales de los años noventa.

2.2.1    Los movimientos migratorios

Los años sesenta fueron de una intensa emigración. Más de un millón trescientos mil españoles, la décima parte de los activos se trasladó a Europa para encontrar trabajo; Francia y Alemania fueron los principales destinos. En el interior de España, los desplazamientos de la población fueron todavía más espectaculares. De 1962 a 1973, cuatro millones de personas, cambiaron de lugar de residencia. Las dos Castillas, Galicia, Andalucía y Extremadura fueron las zonas donde la emigración fue mayor. Las zonas de mayor aumento de población fueron Cataluña, Madrid, País Vasco, Navarra y la Comunidad Valenciana.

2.3    La modernización de la sociedad española

Se asistió al aumento general de las "clases medias", de la burguesía urbana y de profesionales autónomos. Las periferias de las grandes ciudades industriales, Madrid y Barcelona especialmente se llenaron de barrios obreros. La población rural descendió y ello afectó también a las estructuras sociales del campo. Prácticamente sólo en Andalucía perviviría la figura del obrero campesino sin tierras. El consumo se fue instalando en los hogares españoles: frigoríficos, televisores y, en muchos casos, el coche, sobre todo el popular "Seiscientos".
También cambiaron los comportamientos sociales y las pautas culturales. A ello contribuyó el nuevo sistema educativo instalado con la Ley General de Educación de 1970. Aumentó la población escolarizada, desde la enseñanza primaria a la Universidad y el analfabetismo disminuyó hasta alcanzar los niveles de los países más avanzados. Aunque el régimen ejercía un férreo control se fue implantando una nueva mentalidad. Disminuyó la práctica religiosa y la Iglesia misma experimentó un claro proceso de modernización de la mano del Concilio Vaticano II.

2.4    El fortalecimiento de la oposición política

Fueron surgiendo organizaciones políticas y sindicales clandestinas como Comisiones Obreras, HOAC y USO. En la Universidad aparecieron también grupos de oposición como el Frente de Liberación Popular (FLP). Junto a ellos asociaciones de vecinos, agrupaciones culturales,  etc entraron en la política de oposición al régimen. Se produjeron las primeras manifestaciones en las calles y un aumento extraordinario de la conflictividad laboral.
Ya en los años 60 a la renovada actividad del Partido Comunista de España (PCE) se unió un buen número de nuevos partidos, principalmente de orientación maoísta o trotskista y partidarios de la acción violenta, como la ORT (Organización Revolucionaria de Trabajadores), la LCR (Liga Comunista Revolucionaria), el MC (Movimiento Comunista). Otros eran escisiones del mismo PCE, como el PCE-ML (Marxista-Leninista). De algunos de ellos se desgajaron núcleos terroristas, como el FRAP y el GRAPO. Mención especial merece el caso de ETA surgida como escisión de una rama juvenil del PNV, en el País Vasco en 1959, pero que no realizó su primera acción terrorista hasta el asesinato en 1968 del jefe de policía de San Sebastián.

2.5    La crisis final del régimen (1973-1975)

La crisis final del régimen se abrió con el asesinato, en atentado de ETA, del vicepresidente del gobierno Carrero Blanco. En enero de 1974 se formó un nuevo gobierno presidido por Carlos Arias Navarro que prometió una apertura política. Pero la oposición del sector más intransigente del franquismo, el llamado bunker, la paralizó en pocos meses. Los ministros más aperturistas dimitieron de sus cargos ante la imposibilidad de aplicar reformas y las manifestaciones, huelgas, atentados (bomba de la calle Correos)… se recrudecieron. La respuesta del régimen se hizo también mucho más dura. En 1974 fue ejecutado el anarquista Puich Antich. En 1975 se promulgó una nueva Ley Antiterrorista y el 27 de septiembre fueron fusilado, pese a la presión internacional, tres militantes del FRAP y dos de ETA responsables de delitos de sangre.

2.5.1    La enfermedad de Franco y el conflicto del Sahara

En esa situación se agudizan la enfermedad de Franco, aquejado de insuficiencia cardiaca, y el conflicto en el Sahara, colonia española desde finales del siglo XIX. Se trataba de una zona desértica, pero rica en fosfatos por lo cual era ambicionada por las vecinas Argelia, Mauritania y Marruecos. En 1973 se había creado también el Frente Polisario que propugnaba la independencia saharaui y contaba con la simpatía de Argel. España optó por aceptar la descolonización y permitir un referéndum de autodeterminación en el territorio. Marruecos planteó el caso ante el Tribunal de la Haya, que falló en su contra y defendió la autodeterminación del Sahara, negando cualquier derecho a los países colindantes.
Pero el rey de Marruecos, Hassan, con el apoyo de los EE UU que deseaba frenar una posible expansión de la Argelia socialista, organizó, ya en plena agonía de Franco, la llamada Marcha Verde, una invasión pacífica del territorio que movilizó a decenas de miles de civiles. Ante el peligro de un conflicto bélico con Marruecos en un momento tan delicado, España optó por claudicar y el 14 de noviembre se firmó el Acuerdo de Madrid con la entrega del Sahara a Marruecos y Mauritania. El abandono de España inició un conflicto todavía no resuelto. El 20 de noviembre de 1975 Francisco Franco falleció a los 83 años de edad.

3.    Documentos

Texto 1. En lo que respecto a la prensa, el franquismo triunfante comienza por suprimir de manera tajante más de la mitad de los diarios y revistas que antes de la guerra se publicaban en España. No sólo hace desaparecer todos los periódicos obreros, republicanos o revolucionarios, sino también los simplemente liberales [¼] Innecesario, es decir, que ni uno solo de los que trabajaban en los numerosos periódicos suprimidos por el franquismo recibe indemnización de ningún tipo [...] Los periodistas concretamente han de sufrir tres tipos de graves sanciones: una depuración administrativa [...]; unos juicios en los que no tienen posibilidades serias de defensa en que han de comparecer y en los que son sentenciados a muerte un cincuenta por ciento [...] y la prohibición absoluta de ejercer su profesión cuando logran la libertad [...] Los periódicos ofrecen tanto en sus informaciones como comentarios una terrible y monótona uniformidad. Todos dicen lo mismo y en la misma forma, de absoluta conformidad con las ordenes recibidas a las que nadie tiene la valentía de faltar. Guzmán, Eduardo (1980): «Vicisitudes y penalidades de la prensa española de 1936 a 1979», dins Tiempo de Historia, núm. 66, p. 5355.
Texto 2. Terminada la guerra, el nuevo Estado se apresuró a declarar su confesionalidad y el firme propósito de erigirse en fiel guardián de la Iglesia y sus instituciones. A golpe de ley, el gobierno franquista fue devolviendo a la Iglesia todos los privilegios que un día le quitara el gobierno republicano; al tiempo que abolía el divorcio, hacía obligatorio el matrimonio por la Iglesia y eximía a ésta de la tributación de impuestos por los bienes eclesiásticos [...] Los obispos, auténticos reyezuelos en sus diócesis, aprovecharon toda suerte de tribunas para imponer sus cartas pastorales que, mientras mostraban una obsesiva preocupación por la moral de la pantorrilla, olvidaban, en cambio, la dramática realidad del momento: el hambre, el estraperlo, el paro, la falta de viviendas y de escuelas, los abusos de poder, las represiones, las cárceles llenas. Bahamonde Magro, Ángel ( 1993): La sociedad española de los años 40. Cuadernos del Mundo Actual, Madrid, núm. 3, p. 15.
Texto 3. La España vencedora durante la Guerra Civil ni remotamente mantuvo esa actitud (neutral). Ninguna otra expresión resulta más inconveniente para calificar su posición que la de neutralidad. Mereció el calificativo, quizá, al principio y al final del período, pero sólo si a él se le une otro, benevolente, y se tiene en cuenta que en 1939 lo era con respecto a Alemania y en 1945 con los Estados Unidos. Durante la mayor parte de la guerra no sólo no fue neutral, sino que ni siquiera decía serlo. Desde junio de 1940 hasta septiembre de 1942 fue "no beligerante", [...] pero que resultaba especialmente grave por el hecho de prestar el territorio propio para operaciones contra el adversario [...] Después de la reunión de Hendaya, España fue un país del Eje vinculado con Alemania e Italia. Tusell, Javier ( 1995): Franco, España y la II Guerra Mundial, Barcelona, Temas de Hoy, p. 646.
Texto 4. La mentalidad de los españoles durante el franquismo:
a) Despolitización y provocada apatía. [...]
b) Pervivencia del trauma de la guerra civil [...] el trauma ha pervivido porque así se ha querido desde las instancias del poder y como ingrediente ideológico a utilizar [...]
c) Especial suspicacia ante problemas de orden público [...]
d) Escasa secularización de pensamiento y permanente tendencia a la utilización de patrones religiosos tradicionales.[...] por una catolización de la sociedad  que se acerca mucho más a una cisión teocrática del mundo que a una visión racional del mismo [...]
f) Profundo individualismo y casi nulo espíritu comunitario.
g) Tendencia a la rigidez en el mantenimiento de opiniones y posturas. Ramírez, Manuel, (1978): España 1939-1975 (Régimen político e ideología), Barcelona, Guadarrama, 1978, p. 112-I 17.
Texto 5. La escasez de productos alimenticios que sufrió España tras la guerra civil fue quizás, por encima de cualquier otra carencia en los distintos sectores económicos, el asunto que más preocupó tanto a las autoridades como a la gran masa de la población, que soportó ya no sólo la poca cantidad de comida sino también la mala calidad de ésta. El hambre marcó hasta tal punto la vida de los españoles que incluso se ha llegado a hablar de «estómagos militarizados" y del sistema de racionamiento de alimentos como mecanismo de control político de la población. Moreno Fonseret, Roque: ( 1990): «Racionamiento alimenticio y mercado negro en la postguerra alicantina», en Guerra Civil y franquismo en Alicante, Alacant, Institut Juan Gil Albert, p. 121-122.
Texto 6. Si tomamos como año de inicio del exilio, el año 1939 de la llegada a México de la primera expedición colectiva, o sea, la del barco Sinaia y si, por otro lado, consideramos a 1978 como el año en que, al despegar la transición a la democracia, desaparecen en España las condiciones políticas que obligaban a expatriarse, vemos que el exilio duró mucho más de lo que los ánimos más pesimistas preveían por entonces: seis u ocho años. Pero el exilio duró casi cuarenta años, tiempo más que suficiente para enterrar no sólo las esperanzas más resistentes en una vuelta que se creía factible, sino para sepultar físicamente a casi toda la emigración y, particularmente, a los que llegaron en la madurez de sus vidas. Tiempo suficiente, asimismo, para hacer imposible el sueño de la vuelta a quienes aún sobrevivían, pues cuando se abrían, al fin, las puertas propias, no se podía dejar así, sin más, una tierra en la que -generosamente acogidos- se había crecido, gozado o sufrido, soñado o desesperado; en una palabra, vivido durante cuarenta años. Sánchez Vázquez, Adolfo ( 1998): «Prólogo: entre la memoria y el olvido», dins El exilio literario español de 1939, vol. I , Barcelona, GEXEL, p. 23.
Texto 7. En conjunto los ocho primeros años de la década de los cincuenta presentan un balance muy positivo. Si ello es fruto de la recuperación del potencial económico de preguerra, del favorable entorno internacional o de la eficacia del nuevo régimen es harina de otro costal. Dos observaciones pueden situar el problema. En primer lugar, España no disfrutó del enorme crecimiento que vivieron la mayor parte de los países europeos occidentales entre 1945 y 1950 [...] La posguerra fue un largo período de crecimiento lento. Sólo cuando los demás países volvieron a la normalidad -y ésta resultó ser una expansión económica sin precedentes. España empezó a crecer [...] los años 1950-58 pueden considerarse los de recuperación del nivel de producción alcanzable bajo las restricciones de una economía cerrada y corporativa [...] El quinquenio 1958-1962 sufre una clara reducción del ritmo de crecimiento. Son los años del Plan de Estabilización. Se frena el crecimiento con la esperanza de reorientarlo y conseguir que tenga una fundamentación más sólida. Y de hecho el Plan tiene pleno éxito. [...]
A partir de 1962 se suceden doce años de crecimiento ininterrumpido [...] Si bien todos los sectores e industrias crecen, el principal impulso del crecimiento procede de la industria eléctrica y de la siderurgia [...] Con el despegue industrial de 1962-74 concluye la revolución industrial en España y el fenómeno mucho más amplio que denominamos industrialización [...]. Es bastante significativo que los problemas que se plantea España desde 1974 sean por primera vez muy parecidos a los del resto de la Europa Occidental. Carreras, Albert ( 1990): Industrialización española: estudios de historia cuantitativa, Barcelona, Espasa Calpe, p. 50-53.
Texto 8. El 20 de diciembre de 1973 es una fecha que ha impresionado a los españoles quizá como ninguna otra de entre toda la historia reciente del país. El suceso más importante desde el final de la guerra civil[¼] Para los españoles el asesinato de Carrero Blanco se inscribía dentro de otro contexto muy distinto [...] en la inmensa mayoría de las gentes de nuestro país la fuerza de la costumbre había hecho arraigar la convicción de una paz y una seguridad casi absolutas. Hay, sí, la amenaza de la carestía del petróleo, una agitación política, huelgas, frecuentes actos de bandidaje, inquietud en el clero progresistas y entre los estudiantes, están la ETA y las Comisiones Obreras, el PENS y otros grupos de extrema derecha [...] pero todo eso, discretamente filtrado y amortiguado por los órganos de información, no llega a quitar el sueño al ciudadano medio [...] Todos sabíamos que había ocurrido algo insólito, algo que no se había producido en más de treinta años de la vida del país. Y unos días después, en las fotografías de la prensa y en la pantalla de la televisión los españoles por vez primera vimos llorar a Franco; un rostro convulso por la emoción que tenía la mueca del llanto apenas reprimido al dar el pésame a la viuda del almirante. Éste fue el día 20 de diciembre de 1973. El día en que mataron a Camero Blanco. Borrás Beltriu, R. ( 1974): El día en que mataron a Carrero Blanco. Barcelona, Planeta.
Texto 9. El 16 de octubre 1975, el Tribunal Internacional de La Haya hace público su dictamen según el cual no se ha encontrado lazos de soberanía de Marruecos ni de Mauritania sobre el territorio, y solamente una relación de dependencia de las tribus que llegaban en sus nomadeos hasta Marruecos y algunos derechos de Mauritania sobre zonas de pastos. No hay nada que se oponga a la autodeterminación saharaui. […]
El 17 de octubre 1975, el gobierno español, en decisión secreta, firma la orden de evacuar el Sahara a partir del 10 de noviembre, dejándolo en manos de los marroquíes. La Marcha Verde supone una cobertura para el abandono de la idea de autodeterminación mantenida en la ONU y prometida a los saharauis, porque la línea geopolítica occidental es opuesta al nacimiento en esta zona del Atlántico de un Estado independiente, propiciado y ayudado por Argelia y Libia y dentro de la línea progresista árabe; al mismo tiempo, el Alto Estado Mayor Español teme que un Sahara independiente sea un peligro político para Canarias. Entre estas fechas y el 14 de noviembre, se perfilan los acuerdos de Madrid por los que se da entrada en la administración del Sahara a Marruecos y Mauritania, que más tarde se repartirán el territorio, retirándose España el 28 de febrero de 1976. Mientras tanto, y a partir del 30 de octubre, bajo la cortina de humo de la Marcha Verde, las fuerzas marroquíes han invadido el territorio por varios puntos del Este, en medio del silencio y la pasividad españolas, que no denuncian estos hechos ni a la opinión pública ni a la ONU. El 6 de noviembre, la Marcha Verde penetra en el Sahara sólo diez kilómetros en dirección a El Aaiun, según el acuerdo con el gobierno español, permaneciendo en esta zona tres días y retirándose luego. A partir del 30 de octubre se producen los primeros combates de los saharauis contra las fuerzas marroquíes en Hausa, Echdeiría y Farsia.
La población huye en masa de las ciudades y poblados ante la invasión extranjera y se refugia en varios campamentos del desierto; estos campamentos son bombardeados por la aviación marroquí en febrero y marzo de 1976, causando numerosas víctimas, principalmente en Um Dreiga y en Tifariti. Los saharauis huyen entonces a territorio argelino, refugiándose en otros campamentos improvisados cercanos a Tinduf. Pero los que llegan hasta allí lo hacen en condiciones desastrosas, heridos y agotados, después de haber dejado numerosas bajas por el camino; en los primeros meses, las condiciones sanitarias y de alimentación fueron pésimas, hasta que llegó la ayuda internacional y argelina sobre todo. A lo largo de 1976 su número fue aumentando hasta sobrepasar los 100.000 refugiados. El 27 de febrero 1976, ante el vacío jurídico que creaba la salida de España, se proclamaba en el Sahara aún libre de invasores la República Árabe Saharaui Democrática y, el 4 de marzo, se formaba el primer gobierno. […]
Tras una larga guerra entre Marruecos, Mauritania y el Frente Polisario, el territorio continúa en poder de Marruecos, a la espera de la celebración de un Referéndum de autodeterminación que parece postergarse indefinidamente. James Baker . Enciclopedia libre en español. http://enciclopedia.us.es/

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